Fiesta de San Mateo Apóstol y Evangelista
21/09/2022 03:51 pm

Cada 21 de septiembre recordamos al Apóstol y Evangelista San Mateo, también conocido como “Mateo el publicano”, patrono de los banqueros,  y mártir por defender la virginidad que se ofrece a Dios. Se suele representar con un libro en las manos haciendo cuentas y su símbolo es la figura de un hombre alado. 

Según las narraciones de San Marcos y San Lucas, su padre fue Alfeo y antes de ser llamado Mateo, tenía por nombre Leví. Se dice que vivió en Cafarnaún a las orillas del lago de Galilea, lugar en el que Jesús lo llamó para ser uno de sus doce discípulos. 

Mateo era un publicano ya que se dedicaba a recaudar impuestos en favor de Herodes de Antipas, quienes realizaban este oficio eran repudiados por el pueblo, pues poseían grandes riquezas a costa de la pobreza e impuestos injustos y excesivos.  

Por tanto, Mateo era de esos hombres a quienes llamaban “pecadores públicos”, sus acciones eran consideradas corruptas y contrarias a la Ley de Dios. No obstante, Jesús llamó a Leví mientras estaba sentado cobrando impuestos, y este no dudó en levantarse y atender la voz del Maestro.

Es así como, iluminado por Dios, Mateo cede su oficio a otra persona y deja todo para seguir a Jesús, quien le dio una de las dignidades más altas que existen: la dignidad de ser un Apóstol de Cristo. 

Mateo acompañó a su Maestro en un periodo de tres años, aprendió de sus enseñanzas y atestiguó tantos milagros, sobre todo el de la resurrección. Después de Pentecostés, del mismo modo que los demás Apóstoles, salió a evangelizar por el mundo.

Según Clemente de Alejandría, San Mateo llevaba una vida austera y se dice que fue martirizado por defender la virginidad, pues se opuso al matrimonio del rey Hirciaco con su sobrina Ifigenia, quien se había convertido al Evangelio por causa de las predicas del Apóstol. 

Le arrebataron la vida con una espada mientras oraba al pie del altar después de una misa, por ello en su iconografía suele representarse con una espada o un hacha.

Este llamado del Maestro a San Mateo demanda nuestra confianza: si Jesús pudo transformar a un pecador público en un Apóstol; un traidor en un amigo íntimo; también puede transformarnos a nosotros pecadores, en sus amigos íntimos, hijos de Dios. 

A ejemplo de San Mateo, sintamos la necesidad de esa mirada esperanzadora de Jesús que nos invita a seguirlo, ser instrumentos de Dios y alcanzar la salvación.

 
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