Los Santos Arcangeles Miguel, Rafael y Gabriel son celebrados por la Iglesia cada 29 de septiembre, ya que son importantes mensajeros que llevaron a cabo grandes misiones encomendadas por Dios.
El nombre de cada uno está plasmado en las Sagradas Escrituras y en el alma de cada cristiano, ya que son intermediarios entre Dios y la humanidad, a través de sus órdenes y transmitiendo sus mensajes.
La palabra Ángel significa “mensajero de Dios”, y estos son seres superiores creados por Dios para ser servidores en su plan de salvación y protección. En la clasificación de San Dionisio el Areopagita sobre la jerarquía de los ángeles, los Santos Arcángeles pertenecen a uno de los nueve coros celestes.
San Miguel Arcángel (Hebreo: “¿Quién como Dios?)
Este Arcángel aparece en la Santa Biblia, en el capítulo 12 de Daniel, en Apocalipsis y en la epístola católica de San Judas. En estos escritos se le describe como el defensor de los hijos del pueblo de Dios que constantemente lucha contra Satanás y sus espíritus infernales.
También se le conoce por ser el defensor de los judios en la antigua Ley, y también de los cristianos del Nuevo Testamento, por ello se le conocía como el patrón de la Iglesia y de la orden de caballeros de la Edad Media.
Los cristianos acudimos a él para que nos libre de las acechanzas del enemigo y sus espíritus malignos.
San Rafael Arcángel (“Medicina de Dios” o “Dios ha obrado la salud”)
Se habla de este Santo Arcángel en el libro de Tobias, ahí se dice que tomó la forma humana, se hizo llamar Azarías y se presentó como “uno de los siete que están en la presencia del Señor”.
Dios envió a San Rafael para ayudar a curar la ceguera del anciano Tobías, para acompañar a su hijo en un peligroso viaje, y para liberar a Sarah, hija de Raquel, de las garras del enemigo.
Su devoción fue promovida en el siglo XVI y podemos acudir a él para invocar su protección en los viajes y para alejar las enfermedades.
San Gabriel Arcángel (“Fortaleza de Dios”o “Héroe de Dios”)
San Gabriel es conocido como el ángel de la Encarnación, del Consuelo y la Misericordia. En la tradición judía es recordado como el ángel del juicio, ya que a él se le atribuye la destrucción de Sodoma y de las huestes de Senaquerib.
La más significativa, y la más trascendental de sus misiones en la historia de salvación, fue revelarle la llegada del Mesías a la Santisima Virgen Maria en Nazaret. Según San Gregorio Magno “a Maria le fue enviado Gabriel, porque venía a anunciar a aquel que, a pesar de su apariencia humilde, había de reducir a los principados y potestades. Era natural, que aquel que es fortaleza de Dios anunciara la venida del que es Señor de los ejércitos y héroe en las batallas”.