Los misterios del Rosario son 20 en estos momentos, después de que san Juan Pablo II, devotísimo del Rosario, añadiera los Misterios de la Luz.
Tras una oración introductoria, se enuncia el “misterio” que toca, por ejemplo, en el primer misterio: “La Encarnación del Hijo de Dios”.
Después de una breve pausa de reflexión o de un ofrecimiento personal, se rezan: un Padre nuestro, diez Avemarías y un Gloria.
Padre Nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre. Venga a nosotros tu Reino. Hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.
Dios te salve, María, llena eres de gracia. El Señor está contigo. Bendita tu eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Después del Gloria, se puede añadir una invocación, como esta: María, Madre de gracia, Madre de piedad y misericordia, defiéndenos del enemigo ahora y en la hora de nuestra muerte. Al final del Rosario se recita la Letanía Lauretana, sola o acompañada de otras oraciones marianas, como la Salve.