Por Martha Guardado | Lumen El Salvador
En la Audiencia de este miércoles 7 de agosto, el Papa Francisco retomó su catequesis sobre el discernimiento espiritual y la dedicó a San Ignacio de Loyola, fundador de la compañía de Jesús y considerado como un ejemplo de discernimiento.
Ante miles de fieles presentes en la Plaza de San Pedro, el Pontífice recordó los momentos decisivos en la vida de San Ignacio mientras estaba convaleciente por una herida recibida en su pierna durante una batalla.
“Le encantaban los cuentos caballerescos” mencionó el Papa refiriéndose a San Ignacio, “pero desafortunadamente en la casa solo hay vidas de santos. Un poco a regañadientes se adapta, pero en el curso de la lectura comienza a descubrir otro mundo, un mundo que lo conquista y parece estar en competencia con el de los caballeros. Le fascinan las figuras de San Francisco y Santo Domingo y siente el deseo de imitarlas”.
Escuchar el propio corazón
El Santo Padre aconsejó que para discernir es importante escuchar el corazón, del mismo modo que San Ignacio, ya que él “hace su primera experiencia de Dios escuchando el propio corazo?n, que le muestra una inversio?n curiosa: las cosas a primera vista atractivas lo dejan decepcionado y en otras, menos brillantes, siente una paz que dura en el tiempo”.
Asimismo, invitó a los fieles a aprender a escuchar el corazón para entender qué sucede, cuál decisión tomar, cuál juicio dar a una situación, “nosotros escuchamos la televisión, la radio, el celular, somos ‘maestros’ de la escucha. Pero te pregunto: ¿Sabes escuchar a tu corazón? Te detienes a pensar: ¿Mi corazón cómo está? ¿Está satisfecho? ¿Está triste? ¿Busca algo?”.
Como parte de su discurso, El Papa recordó algunas palabras de la autobiografía de San Ignacio: “pensaba en aquello del mundo, las cosas caballarescas, se deleitaba mucho; más cuando despue?s de cansado lo dejaba, hallábase seco y descontento; y cuando en ir a Jerusale?n descalzo, y en no comer sino yerbas, y en hacer todos los dema?s rigores que vei?a haber hecho los santos; no solamente se consolaba cuando estaba en los tales pensamientos, más aun despue?s de dejando, quedaba contento y alegre”.
“Casualidades” y “percances” como parte del discernimiento
El Papa destacó que Dios obra a través de eventos no programables, con casualidades y también percances, “”Pero tuve que dar un paseo y tuve un problema con mis pies, No puedo". Percance: ¿qué te dice Dios? ¿Qué te dice la vida allí?”, reflexionó.
En ese sentido, también recordó el pasaje de Mateo donde habla del hombre que arando un campo encontró un tesoro subterráneo, una situación inesperada que la reconoció como un golpe de suerte en su vida y por consecuencia vendió todo y compró ese campo.
Además, Su Santidad también advirtió: “Un consejo que te doy, ten cuidado con las cosas inesperadas. El que dice: "pero esto por casualidad no lo esperaba". ¿Te está hablando la vida allí, te está hablando el Señor o te está hablando el diablo? Alguien. Pero hay una cosa que discernir, cómo reacciono ante cosas inesperadas”
El Papa concluyó su catequesis diciendo: “Mira lo que sucede cuando vivimos cosas que no esperamos y allí aprendemos a conocer nuestro corazón a medida que se mueve. De estas puede nacer un encuentro que cambia la vida, para siempre. Como el caso de Ignacio. Puede nacer algo que te hace mejorar en el camino, o empeorar, no lo sé. Pero estén atentos. El hilo conductor más hermoso son las cosas inesperadas, cómo me muevo ante ello. Que el Señor nos ayude a sentir nuestro corazón y ver cuándo es Él quien actúa o cuándo no es Él, o es otra cosa”.