Por Martha Guardado | Lumen El Salvador
El pasado domingo 16 de octubre el Papa Francisco desarrolló su discurso previo al Ángelus, en el que invitó a todos a preguntarse si cada cristiano es capaz de encontrar un poco de fe en cada uno y en el mundo.
“Imaginemos que el Señor viene hoy a la tierra: vería, lamentablemente, muchas guerras, mucha pobreza, muchas desigualdades, y al mismo tiempo grandes conquistas de la técnica, medios modernos y gente que va siempre deprisa, sin detenerse nunca; ¿pero encontraría quien le dedique tiempo y afecto, quien lo ponga en el primer lugar?”, mencionó el Papa.
En esa línea, Su Santidad exhortó a los fieles a mirar el interior y preguntarse “¿qué encontraría en mí el Señor si viniera hoy, qué encontraría en mí, en mi vida, en mi corazón? ¿Qué prioridades de mi vida vería?”, ya que a menudo la sociedad se centra en cosas urgentes pero no necesarias.
Además, el Pontífice explicó que del mismo modo que una planta debe regarse constantemente para nutrirla, y no empaparla hasta después y dejarla en agua durante semanas; con más razón la oración no debe vivirse solo de momentos fuertes en momentos dispersos, porque de ser así la fe se secará.
La fe “necesita el agua cotidiana de la oración, necesita de un tiempo dedicado a Dios, de forma que Él pueda entrar en nuestro tiempo, en nuestra historia; de momentos constantes en los que abrimos el corazón, para que Él pueda derramar en nosotros cada día amor, paz, gloria, fuerza, esperanza; es decir, nutrir nuestra fe”.
Asimismo, el Santo Padre subrayó que la mejor medicina que Jesús ofrece para calentar una tibia es la oración, ya que es el elemento “el reconstituyente del alma”, ya que “Si tenemos que seguir una cura para estar mejor, es importante cumplirla bien, tomar los medicamentos en la forma correcta y a su debido tiempo, con constancia y regularidad. En todo en la vida hay necesidad de esto”.
Además, aconsejó que cuando se dificulta orar, las jaculatorias pueden ser de mucha ayuda, ya que son fáciles, breves, y se pueden hacer en diferentes momentos del día para estar en sintonía con el Señor.
Para finalizar su discurso el Papa Francisco aconsejó “llevad un pequeño Evangelio de bolsillo, en el bolsillo, en el bolso, y así cuando tengáis un minuto abrid y leed algo, y el Señor responderá”.