Este día nuestra Iglesia celebra la fiesta litúrgica de San Lucas Evangelista, conocido como el patrono de los doctores, cirujanos, encuadernadores, escultores, notarios, y artistas.
Su nombre significa “portador de luz”, no hay registro exacto de su fecha de nacimiento pero se dice que fue en Antioquía. Era de origen griego, por tanto es el único escritor del Nuevo Testamento que no tuvo origen judío.
San Lucas no conoció personalmente a Jesús, tuvo su conversión aproximadamente a los 40 años y se convirtió en discípulo de San Pablo.
Se preparó para dedicarse a la medicina, sabía de letras, se dice que también era pintor y se le atribuyen algunas de las primeras representaciones pictóricas de la Virgen María.
Luego de largos viajes junto a San Pablo para llevar el Evangelio y recabar información, San Lucas escribió el tercer Evangelio y también Los Hechos de los Apóstoles. Este gran personaje de la Iglesia es el autor de los pasajes que nos relatan la niñez de Jesús y su insistencia de la oración constante.
En ese sentido, en sus escritos hacemos un recorrido en la riqueza de las enseñanzas de Jesús transmitidas a través de la Parábola del Padre Misericordioso, la Parábola del Fariseo y el Publicano, y muchas más.
Su Evangelio es conocido como “El Evangelio de los pobres” porque en él se habla de la cercanía de Jesús con los enfermos, los pecadores arrepentidos, y los pobres. y de cómo Él sale al encuentro de los que sufren una vida dura.
Sobre su muerte hay un debate de dos versiones: la primera surge del Prefacio o Argumento de Lucas que insiste en que falleció a los 84 años; la segunda versión sostiene que habría sido martirizado al colgarlo de un árbol junto a Andrés el Apóstol en una provincia romana.
Dirijámonos a Dios y pidamos la intercesión de San Lucas con la siguiente oración:
¡Oh Dios, que sanas las enfermedades de tu pueblo,
y que llamaste a Lucas, el médico amado,
para que fuese uno de tus evangelistas!
Concédenos que
en la saludable doctrina de tu Palabra transmitida por él,
hallen nuestras almas la medicina eficaz
para todas tus dolencias; por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.