Martha Guardado | Lumen El Salvador
El pasado miércoles 19 de octubre, el Papa Francisco llevó a cabo su sexta catequesis dedicada a los elementos del discernimiento, esta vez se centró en hablar sobre “el libro de la propia vida”.
A la luz de una soleada mañana y frente a cientos de feligreses de distintas partes del mundo reunidos en la Plaza de San Pedro, el Santo Padre reafirmó que para las decisiones importantes de la vida siempre se debe tomar un camino de discernimiento.
“Nuestra vida es el “libro” más valioso que se nos ha entregado, un libro que muchos lamentablemente no leen, o lo hacen demasiado tarde, antes de morir. Y, sin embargo, precisamente en ese libro se encuentra lo que se busca inútilmente por otras vías”, mencionó el Papa.
En ese sentido, recordó cómo San Agustín, “el gran buscador de la verdad”, comprendió que releyendo su vida podía notar la presencia del Señor en su vida, y que luego confesó en sus escritos lo que descubrió “he aquí que tú estabas dentro de mí y yo fuera, y por fuera te andaba buscando; y deforme como era, me lanzaba sobre las bellezas de tus criaturas. Tú estabas conmigo, pero yo no estaba contigo”.
Además, subrayó que muchas veces los cristianos se encuentran presos en pensamientos “tóxicos”, diciéndose “yo no valgo nada”, “a mí todo me va mal”, pero esas son “frases pesimistas que te echan abajo. Leer la propia historia significa también reconocer la presencia de estos elementos “tóxicos”, pero para ampliar después la trama de nuestra historia, aprendiendo a notar otras cosas, haciéndola más rica, más respetuosa con la complejidad, logrando también recoger las formas discretas con las que Dios actúa en nuestra vida”.
Como parte del proceso de echar un vistazo a la propia historia, el Papa Francisco explica que el discernimiento tiene un enfoque narrativo que invita a hacerse algunas preguntas como “¿de dónde viene este pensamiento? ¿Dónde me lleva esto que estoy pensando ahora? ¿Cuándo he tenido la posibilidad de encontrarlo antes? ¿Es algo nuevo que me viene ahora, o lo he encontrado otras veces? ¿Qué me quiere decir la vida con esto?”.
En ese sentido, recomienda “detenerse” para observar los acontecimientos de la vida que contribuyen al discernimiento, ya sea un servicio, una lectura, o un encuentro; situaciones que parecen no tener importancia pero al analizarlas transmiten paz interior y la alegría de vivir.
“Detenerse es reconocer: es importante para el discernimiento, es un trabajo de recogida de esas perlas preciosas y escondidas que el Señor ha sembrado en nuestro terreno”, dijo el Pontífice.
El Papa afirmó que releer la propia vida permite notar los pequeños milagros que Dios realiza cada día en el interior.
Para finalizar su discurso, el Santo Padre explicó que en el discernimiento es el corazón quien habla de Dios y por eso cada uno debe aprender a hablar su lenguaje.
Además de eso invitó nuevamente a los fieles a que hagan un examen de conciencia al final de la jornada, no solo para enumerar los pecados, también para preguntarse “¿qué ha sucedido hoy en mi corazón?¿qué ha sucedido dentro de mí, he tenido alegría?”, y así “aprender a discernir qué sucede dentro de nosotros”, concluyó el Papa Francisco.